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Carrie Bradshaw, gracias por seguir siendo tú misma.

Cuando Sex and the City debutó en la cadena de HBO ya hace casi 24 años, no puedo decir que mi vida estaba recién iniciando porque ni así acertaría. No supe de la existencia de esa franquicia sino hasta que un día, hace mucho, estando en una tranquila noche con mi familia viendo TV y cambiando de canales, dimos con la película homónima que para ese entonces era todo un furor. Al ver el enorme contenido visual que presentaba (o sea Samantha viendo a su vecino de Los Ángeles tener sexo con dos mujeres más), mi mamá cambió despavorida el canal. Años después aún me dice que jamás le ha gustado la serie, las películas y que nunca se ha sentido identificada con los prototipos de mujer que allí presentan… ¡Ay, madre!, si tan solo supieras lo Carrie Bradshaw que soy, y no hablo solo de la moda y el gusto para vestir.

Fotos promocionales de Sex and the City y And Just Like That. Cortesia: HBO y HBO Max.

Honestamente, no fue hasta hace un par de años atrás, cuando Paula, una gran amiga mía, declarada fan de Samantha Jones, me convenció después de varios intentos en hacerme ver la serie. Sabía que existía, pero ya con el nombre me bastaba para pensar que era más porno que serie, incluyendo por mi primer acercamiento con la escena previamente mencionada. Terminé haciendo caso y decidí verla durante unas vacaciones de la universidad; busqué la serie en versión pirata porque para ese entonces HBO Max ni siquiera estaba en planes de ser creado, aun así, me vi las seis temporadas y ambos filmes en cuestión de dos semanas. La historia como todos la conocemos, consiste en grupo de cuatro mejores amigas: Carrie, Miranda, Samantha y Charlotte, quienes navegan por la vida y las relaciones a sus treintas y cuarentas, buscando ser felices en una ciudad donde el amor según la perspectiva de Carrie ha muerto - ¿y ahora más que nunca pregunto, no es así? -. Cuando terminé, me sentía como lo que describen en la serie bajo el término ‘the single gal’ – eso fue demasiado corny incluso para mí, sorry- ¡pero así era!, creía que el amor tóxico y dependiente de Carrie y Mr. Big era lo mejor del mundo y que para lograr una relación era necesario todo el drama y el sufrimiento como el que ellos llevaron durante el curso de la franquicia. Hasta el día de hoy esa es una posición que aún sigo asumiendo.


No solo en el campo del amor me sentía identificado con la protagonista sino en la moda. Había salido de una carrera donde me sentía perdido y no voy a negarles que, al ver la profesión de Carrie, y más cuando se le abrió la posibilidad de ser freelancer con Vogue fue cuando la vi y pensé ‘Vogue, ahí es donde quiero escribir…’ Pero esa historia es para otro momento. Sarah Jessica Parker y su personaje más importante me inspiraron a ser mucho más arriesgado cuando de moda y estilo se trata; amaba ver las locas combinaciones que únicamente a ella se le ocurrían, pero de igual manera, nada más a ella se le verían bien. Fue en ese momento cuando empecé a jugar con las prendas que usaba, la forma de vestirlas y combinarlas, mezclar diseños y patrones, etc. En resumidas cuentas, la alocada vida y estilo de una de las antiheroínas más conocidas de la televisión y el drama ha permeado varios aspectos de mi vida, así como estoy seguro de que lo hizo con millones de personas más alrededor del mundo.


Todo bien hasta ahí, pero llegamos a nuestra versión de la década de los 20, una que deberá ser recordada como la era en la que la industria del entretenimiento se quedó sin ideas creativas y optó por reciclar todo lo que implique la palabra ‘nostalgia’: reboots, reencauches, precuelas, secuelas, spin offs, revival, necesidad de nuevas ideas, utilicen el término que quieran porque hay hasta para vender, y claramente era cuestión de tiempo para que le llegara el turno a nuestra querida Sex and the City de sufrir el papayaso. En diciembre HBO Max nos presentó lo que ellos denominan ‘el nuevo capítulo de Sex and the City: And Just Like That… (en español traduce ‘Y así es como…’), una secuela que dividió fuertemente a fanáticos y audiencia, y en caso de que aún no la hayan visto, ya sea porque no les interesa en lo más mínimo, o porque saben que hay cosas que deberían tocarse. Spoiler not so spoiler alert, si pertenecen al segundo equipo: tienen toda la razón.


Tres de las cuatro protagonistas de la serie original, regresan para un nuevo capitulo en sus vidas. Cortesia: HBO y HBO Max:

And Just Like That… A new chapter of Sex and the City, nos trae de vuelta a tres de las cuatro protagonistas de la serie original: Carrie, Miranda y Charlotte, quienes ahora en sus cincuenta deben afrentar los grandes cambios que la misma vida les impone en sus caminos; retos que van desde pérdidas significativas de vínculos y relaciones, su entendimiento ante un mundo moderno y ajeno al que conocen y el cual no es muy amable con ellas, entender las evoluciones sociales, entender que sin importar el tiempo las personas siempre estarán en constante entrada y salida de nuestras vidas, re exploraciones internas sobre quién eres a esa edad y que queda por hacer cuando parece que ya hiciste todo, e incluso retos parentales viendo como las nuevas generaciones y la constante evolución en la que vivimos significan un reto para la crianza en el ámbito paternal. Desafortunadamente, la ejecución no es esperado, y en conjunto todo terminó siendo un desatino más que un acierto con su desarrollo.


Si bien todo material audiovisual parte de una idea plasmada en papel, los escritores de And Just Like That parecen no haber visto el producto original. Si bien dicen que para una buena actuación se necesita un buen libreto, en el afán de conseguir una historia que se adaptara a nuevos consumidores e ‘intentar’ enmendar los errores de su antecesora, como la falta de diversidad, comentarios que a pesar de pasar por cómicos si terminan siendo problemáticos y ofensivos, entre muchos otros ya conocidos, olvidaron la verdadera esencia de la serie. Todo se justificaba con el argumento de que no pretendían volver a recrear la serie pasada, pero aun así los personajes, las historias, los ambientes e incluso los diálogos deberían servir como esencia en sí para una renovación, después de todo son personajes que no necesitan una presentación desde cero, son ya conocidos por una audiencia amplia que entiende sus personalidades, virtudes, defectos, y que claramente decidieron pasar por alto con tal de entregar algo que resonara con la sociedad moderna, y por más moderna que sea, se desconecta negativamente de algo con lo cual ya estábamos familiarizados. A todo esto, agreguemos el hecho de que la historia en sí se siente incompleta, hecha a medias, e incluso inconsistente y contradictoria en diferentes ocasiones, con mucha tela por cortar en el camino a la hora de hacer tangibles las palabras de la historia.


Ahora si, hablemos de lo que nos compete para esta vez: la demente Carrie Bradshaw. Si hay algo que todos extrañamos ver en esta nueva serie es la óptica cínica y divertida que nos presentaban estas cuatro mejores amigas acerca de la búsqueda del amor corriendo por todo Nueva York, pero afortunadamente las locuras y las decisiones ridículamente egoístas que la rubia de melena rizada son algo que no faltan para esta ocasión, y termina por ser un salvavidas en medio de todo este mar de incoherencias lineales. Desde la forma en la que trata a Charlotte, su ineptitud para llamar al 911 inmediatamente después de ver al amor de su vida en sus últimos momentos, la caza y persecución contra Natasha, la exesposa de Big, stalkeandola como psicópata hasta conseguir la respuesta que busca respecto a cierta cláusula en el testamento de John, y el narcisismo de esta mujer al no entregarle las cenizas de su amado a la familia Preston, cuando fue el propio hermano quien se acercó a ella para no solo a pedirle que se le entregue lo que por derecho le pertenece sino que además le ofrece un lugar de descanso junto a las cenizas de Mr. Big para cuando ella fallezca ambos puedan seguir juntos, su decisión es ir a lanzar los restos al rio Sena en Paris, demostrando que su horrible actitud no ha cambiado con el pasar de los años, y agradezco infinitamente esto. Carrie es de los pocos personajes reconocibles que sobrevivieron a la reestructuración nefasta del resto del elenco, y no es para menos, después de todo la historia siempre ha sido desde el punto de vista de la vida de Carrie: sus pensamientos, relaciones, sentimientos, actitudes y dramas.


Sin embargo, es en esta nueva entrega donde logramos ver cierto cambio en la protagonista. Por fin podemos ver la maduración del personaje sin perder su esencia, como sucedió en el mortificante y degenerado caso de Miranda y Steve, o para bien, el caso de Charlotte. Durante el transcurso de la serie podemos ser testigos de un trabajo que no funciona para ella al tener que hablar explícitamente de temas a los cuales ya no está tan acostumbrada para su participación en el peor podcast posible: X,Y & Me, el proyecto dirigido por le comediante ‘queer, no binario, México-irlandés diva’ Ché Diaz. Ademas podemos ver cómo enfrenta el dolor de su pérdida escribiendo un nuevo libro, mudándose de apartamento para terminar regresando al mismo lugar donde recordará con amor y nostalgia los últimos 20 años de su vida, y e intentando seguir adelante después del suceso que sin duda fue un parteaguas en su vida, tanto en el amor como en sus emociones y sentimientos. Ah, y también nos enteramos que su nombre completo es Caroline Bradshaw, no Carrie, ese es su apodo…(what the fuck is going on)


Caroline Bradshaw no la tuvo nada fácil lo que tuvo que pasar, desde la ya tan mencionada e incluso trillada muerte de su esposo, la ruptura de su longeva amistad con la excéntrica e inigualable Samantha Jones gracias a decisiones profesionales entre ambas, con esta última mudándose a Londres y cortando todo contacto con sus amigas (the biggest bullshit I’ve seen in a long time) y el repentino cambio de vida que se le ‘presentó’ a su gran amigo Standford, teniendo que abandonarla para irse a Tokyo por trabajo, fueron pérdidas significativas en su vida. Afortunadamente no todo fue de color gris, así como personas entran y salen de nuestras vidas dejándonos lecciones, muchas nuevas llegan y esta no fue la excepción. Un claro ejemplo fue su nueva amistad junto a la agente de bienes raíces Seema Patel, quien de una u otra forma llegó a llenar un vacío que Samantha había dejado, y aunque lógicamente no es suficiente para llenar los zapatos de una amistad jurada a ser eterna, demuestra que siempre es posible iniciar desde cero sin importar las circunstancias, ya sea en las amistades, el amor y la vida en si misma. No excluyendo el esfuerzo que Carrie hizo para entender y normalizar la vida dentro el contexto social en el que se desenvuelve actualmente, apoyando y reconociendo diversas identidades como la de su jefe en el podcast, le insufrible Ché Diaz, de elle no me interesa hablar realmente.


Carrie Bradshaw a lo largo de And Just Like That... Cortesia: HBO Max y Craig Blankenhorn


Eso sí, todos estos puntos positivos no justifican el que los escritores se hubieran podido esforzar muchísimo es demostrar una historia consistente: nos hubieran podido mostrar el proceso de luto de Carrie siendo una mujer viuda, el proceso de escribir su nuevo libro, y que profundizarán en la ruptura de Samantha; todos sabemos que la personalidad de Carrie deja mucho que desear y hubiese sido increíble ver por mensaje a Samantha decirle todas las razones que la llevaron a cortar su amistad y relación con ella, porque poniéndolo en una perspectiva realista, el despido de Samantha como su publicista debió haber sido la gota que derramó el vaso para tomar una decisión tan radical, eso y también se hubieran ahorrado el hacerle decir 91736292 veces en cada episodio que su esposo había muerto. Fue decepcionante ver como en más de una ocasión, teniendo un material bastante sólido en el cual basarse para traer referencias, como cuando contó la historia del diafragma atascado donde fue ayudada por Samantha, existieron varias situaciones donde la oportunidad se presentó y lo mejor que pudieron hacerle decir fue: ‘mi esposo murió’.


Esos son los enormes hoyos que demuestran lo mal escrita y desarrollada que estuvo la historia desde sus primeros borradores en papel y aún resiento el hecho de que gracias a esto muchas inconsistencias no fuesen corregidas *cof cof como cuando Carrie pudo haber mencionado el post-it de Berger como la ruptura más vergonzosa*. Para los espectadores de Sex and the City, la ruptura más infame de Carrie ha sido durante mucho tiempo la ocurrida con Jack Berger. Después de que él le dejó un post-it que decía: 'Lo siento. No puedo. No me odies…’ mientras ella dormía, y sin pena alguna lo llevó consigo por la ciudad, mostrando la evidencia física de la audacia de Berger. En el final de la temporada, cuando Carrie estaba hablando de su peor ruptura en su podcast, los espectadores pensaron que su respuesta era obvia, era ese post-it, ¿verdad? Pues no, o no al menos a los ojos de los escritores. El luto es comprensiblemente una experiencia que lo abarca todo, pero por el bien del guion podría haber sonado más realista si Carrie hubiese reflexionado sobre el post-it de Berger dos décadas y media después.


Carrie Bradshaw y sus dos vestidos mas iconicos de la primera temporada de And Just Like That... Cortesia: HBO Max.

Esperemos que la esencia de la caótica Bradshaw siga intacta para futuras entregas de llegar a ser realizadas, para el final de la temporada no solo tuvimos el gran momento donde usando un exquisito Valentino Haute Couture 2019 (que no era lo planeado al inicio) para esparcir la cenizas de Big en Francia sino que también la encontramos manejando su propio podcast, ‘Sex and the City’ (esto me sacó sonrisa de oreja a oreja cuando lo vi) uno donde por fin se encuentra cómoda con el contenido y se ve que disfrutará este nuevo proyecto, también el amor le volvió a golpear la puerta de su vida después de un año de haber sucedido aquella tragedia.


Si me preguntan, ¿quisiera continuar viendo esta historia? Honestamente no, quisiera que ya se le diera el punto final a esta franquicia porque no le veo el punto a seguir saturando algo que de entrada no sirvió, y como gran fan de la franquicia me duele bastante el decirlo, pero no negaré que ya me atrapó y todo lo que tenga el nombre de Carrie Bradshaw/Sarah Jessica Parker escrito, tiene mi dinero asegurado. Solo nos queda ver que nuevas aventuras le esperaran a la mujer con el mejor estilo de toda la gran manzana, pero con un corazón y una cabellera terca. Ojalá y sea para mejor.


PD: ¿Buscan algo que les saque de la mente las escenas cringe que tuvimos que ver en esta primera ronda del reboot? Véanse And Just Like That… The Documentary, un detrás de cámaras a la producción de la serie, y lo más importante, un vistazo a fondo a toda la moda; incluyendo el vasto closet archival de Carrie, donde podemos ver no solos los outfits que nos deleitaron (aparte del vestido Valentino) sino una mirada profunda a esas increíbles piezas y prendas que nos han hecho babear durante 25 años.


La primera temporada de And Just Like That… A new chapter of Sex and the City se puede ver completa en la plataforma de HBO Max.


¡Nos vemos en las redes!

Twitter: __ricardocastro

Instagram:__ricardocastro

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