¿RECICLAJE O ELIMINACIÓN?
- Inside The Closet
- 10 oct 2018
- 3 Min. de lectura
El deshacernos de las cosas que ya no necesitamos es un acto cotidiano, lo hacemos con los empaques de la comida que terminamos, con los viejos papeles y recibos que solo hacen estorbo. Sabemos que esos desechos indudablemente van a la basura y es algo de lo que nos olvidamos para siempre, pero algunas veces existe algo de lo cual es un poco más difícil desprenderse porque no lo consideramos como basura aún y es el amor que se tiene por una persona. Ese sentimiento que tanto se cultivaba y se cuidaba cuál preciado jardín de rosas se termina marchitando, y no queda otra opción que reemplazarlo aunque muchas veces no queramos... ¿Si se ama a alguien y todo acaba, a donde va ese amor?
No es fácil dejar sentimientos tan arraigados a alguien cuando se han compartido momentos y circunstancias juntos. No todas las historias de amor son o deben ser novelas épicas, algunas duran seis meses y otras cinco años, pero eso no determina que tan valiosas puedan llegar a ser; nunca demos por sentado eso, pero desafortunadamente todo en esta vida acaba, es el ciclo natural de las cosas, y en este caso, también de las relaciones. Cierta personas que conocí cayeron en este infortunio, en la desagradable y penosa obligación de tener que dar un paso adelante en sus vidas pero aún (si, aún) siguen en la pretensión de esperar a que las cosas tomen un color más vivo, se mantienen en ese aborrecible juego de ajedrez esperando que su última ficha caiga y hacen todo lo posible por recuperar un juego perdido. No los culpo, soy de esos la mayoría de las veces. Por eso me compadezco de ellos, porque no es fácil decidir a qué papelera enviar esos residuos sentimentales: si a la de reciclaje o la de vaciado inmediato.
Es cuestión de cada individuo el determinar a donde desea enviar esas mariposas estomacales que se dejan a la deriva. Algunos deciden eliminarlas de raíz y desecharlas, otros optan por archivarlas en carpetas para después esconderlas en el fondo del corazón, o en el rincón más apartado de la habitación, y en el peor de los casos simplemente hacen caso omiso a estas, creyendo que jamás existieron, esperando a que mueran lentamente, o lo más rápido que sea posible (que en lo personal, yo suelo poner esto en práctica la mayoría de veces). Pero no es así; ese cariño por el otro individuo existió así nos guste o no y es algo con lo que debemos lidiar, porque somos nosotros mismos los que construimos la brecha de nuestra propia infelicidad y así mismo debemos afrontar las consecuencias de las terribles decisiones y errores que alguna vez quisimos llamar "futuro".
¿Deberíamos enviar esa sensación de felicidad al fondo del abismo para siempre? O por el contrario, ¿mantenerlo vivo pero escondido y esperando a que aparezca otro adonis el cual nos lo avive nuevamente y nos mueva el piso? Diría que sí, porque para fortuna de unos y desdicha de otros, el ser humano está diseñado para amar y compartir la vida al lado de alguien más, ya sea que se crea en la leyenda japonesa del hilo rojo o en el destino trabajando a favor propio siempre se termina de esta forma, muchas veces incluso siendo con la persona menos esperada. Pero hay que saberlas cuidar al mismo tiempo, porque no es fácil entregar esos sentimientos al primero que nos cruce palabra, sino que por el contrario debemos ser meticulosos y sabios a la hora de sacarlos a la luz nuevamente, aunque no sea esta la forma en la que lo queramos y por el otro lado estemos muriendo por desnudar nuestro cuerpo y alma alguien que seguramente no lo valorará y volveremos a caer en ese círculo vicioso…la selección de personal en las empresas no se hace sin un motivo, téngase presente esto.
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