RELACIONES FANTASMA

Después de una pandemia que nos mantuvo casi todo el año encerrados en nuestras casas, es natural querer salir a tomar algo de aire fresco. Darnos un respiro, inhalar nuevos lugares y exhalar esos daños psicológicos que el encierro produce, así como las relaciones sin rumbo que quedaron en el limbo.

En un año tan fluctuante, donde no sabremos si mañana la tercera guerra mundial comenzará, si el Apocalipsis está a la vuelta de la esquina y lo ignoramos, o sabrá Dios si en los próximos 10 minutos aún estamos vivos, ya en este punto era necesario poder salir de las casas, a revivir amistades y amores, a intentar concretar citas que fueron agrandadas hace más de 5 meses, y claramente a buscar problemas donde no eran necesarios. Quince días después del levantamiento de la cuarentena era mi turno de seguir intentando darle vida a algo que no tenía ni pies ni cabeza, algo a lo que después de un tiempo por fin se le pudo dar el nombre que por tanto tiempo pensé pero a su vez, nunca daba con el término correcto: ‘una relación fantasma’.

En pocas palabras una relación fantasma es algo que existe pero a la vez no. Es tal vez esa idea de que hay algo con otra persona pero en el interior sabemos que no es así, como también puede ser cuando dos personas se quieren pero no se entienden, y por más de que se intenta hacer lo posible por ver cómo la rosa florece entre las espinas, en esta caso nunca logra llegar a la superficie y lo único que queda es el sinsabor del pensar ‘¿hubiese pasado si..?’ que nos ahuyentara por un buen tiempo. Aunque muchas veces no sea el fin del mundo, y sabemos que hay muchas más personas con las cuales cruzaremos camino, esa espinita si es de las más difíciles de sacar, porque al final del día no sabemos si perdimos al que sería el amor de la vida, o si por el contrario esquivamos una bala y aún habrá algo mejor para nosotros.

Prometemos no caer en juegos en los que ya habíamos estado anteriormente, sabemos cómo terminan pero aún así seguimos pintando el cuadro imaginario, la escena perfecta, pero a veces — o casi siempre — hay algo llamado terquedad, que a pesar del tiempo parece seguir queriendo estar instalada en mi mente, y sin pagar un solo peso de renta. Si alguien sabe cómo sacarla de la pieza por favor háganmelo saber. No debemos perseguir fantasmas del pasado, pero tampoco perseguir relaciones fantasmas, porque si algo hemos aprendido de las películas de terror es que esa clase de presencias jamás han traído algo bueno a quienes visitan.

¡Nos vemos en las redes!

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