¿IN-DEPENDENCIA?
- Inside The Closet
- 11 feb 2019
- 2 Min. de lectura
Desde que subí el escalón de la edad de los 20, es cuándo decidí iniciar un proceso de revolución interna, en el que empecé a creer que podía comerme el mundo de un solo mordisco. Para algunos si se logra ese objetivo, para otros no es algo a lo que estemos cerca de ser llegar, pero siempre he intentado buscar la independencia lo más pronto posible.
Personalmente siempre me he considerado alguien que disfruta de la compañía, llámese familiar, amistosa o sentimental, pero hay varios aspectos en los cuales la libertad y permiso de hacer las cosas por mi mismo son lo que priman. Desgraciadamente existe una brecha gigante entre la independencia en el diario vivir y la independencia emocional, algo a lo que todavía no me termino de amoldar. A pesar de que disfruto mis ratos de tranquilidad sin responder mensajes en las redes sociales, y sentarme a ver Sex and the City o a leer la revista Vogue, que es casi como una tradición de relajación, de alguna u otra forma debo sentir que estoy comunicado con alguien, y cuando la soledad se convierte en algo abrumador, busco el plan por mas pasajero que sea, para poder salir de casa y sentir el calor de alguien más.
Si algunos nos consideramos independientes en muchos aspectos fundamentales de nuestra vida, ¿por qué es tan difícil lograr un desapego mental hacia ciertas personas? ¿Es necesario estar rodeado de otros para podernos sentir queridos?...¿La dependencia emocional es una maleta que siempre hay que cargar?
Recientemente he tenido que desapegarme de personas que significaban el mundo para mi; se convirtió en una procesión que llevo por dentro y que tarde o temprano espero que el tiempo logrará curar, pero es algo que definitivamente me cuesta hacer. Años y momentos que a pesar de que no sean lanzados a la basura, no volverán a vivirse, ¿con otras personas? Tal vez, dicen que de vez en cuando hay que volver a esos lugares en los que amábamos la vida. Lastimosamente, algunas veces esos lugares ya no evocarán los mismos sentimientos que en aquel entonces. Digerir y proseguir nunca será una tarea fácil pero a la larga, es un calvario que todos debemos llevar en algún punto.
Unos anhelan encontrar un apartamento vacío para sentir paz y tranquilidad después de un ajetreado día, otros tan solo desean a alguien que los espere ansiosamente detrás de la puerta, con una cena caliente, y un abrazo reconfortante. En este punto de mi vida no se hacia qué lado de la cancha jugar, ya que ambas opciones son placeres de la vida que siempre aprovecho.
Creo que siempre habrá cierta necesidad de sentirnos queridos por alguien. Nos guste o no, el amor es uno de los motores más fuertes de la vida, incluso para los más escépticos. Así digamos que lo nuestro es ser ese tío millonario que viaja por el mundo y le trae regalos a los sobrinos, seria vacía dicha felicidad si al final no tenemos a alguien al lado con quien compartirla, a alguien con quien podamos compartir una cama, y un calor humano. En mi caso, por ahora es con la almohada y con mi comida chatarra. El sábado y la melancolía sentimental se van tras la puerta de mi habitación, prometiendo volver a la semana siguiente.
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