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INSIDE THE CLOSET

Salir del closet jamás ha sido tarea sencilla, y jamás lo será, mucho menos en estas épocas en las que a pesar de que la sociedad ha dado pasos enormes y se ha encargado de romper barreras en cuanto a la inclusión de género y la diversidad sexual, aún hay muros que faltan por derribar, y bastantes para ser sinceros. Esa es la cruda realidad, nos guste o no.


Hoy se cumple un año de que ‘Inside The Closet’ fue creado, y curiosamente hoy el es el ‘Coming Out Day’, porque es cierto, no nos basta con tener un día en el cual celebramos quienes somos y asi mismo dar a conocer la lucha que hemos tenido que afrontar desde hace más de 6 décadas, sino que también nos apropiamos del 11 de Octubre para darle valor a aquellos que se encuentran invadidos por el temor y la incertidumbre del que pasará a la hora de decirle a los demás que ‘somos diferentes’, a pesar de no haber ninguna diferencia entre las diversas orientaciones y géneros sexuales, ya que el ser gay, lesbiana, bisexual, transgénero – y podría seguir – no quita la etiqueta de persona con cual nacemos pero por sobretodo, el de seres humanos.


Mi salida del closet no fue fácil; así mismo quiero asumir que tampoco lo fue ni lo será para todo aquel que tenga que pasar por ese calvario. Siempre fui criado en un ambiente puramente conservador en el que cualquier clase de comportamiento que se saliera de lo que estaba preestablecido no sería bien visto. Mi papá solía decir: ‘vea mijito, hombre con mujer y si no es así, puede hacer de cuenta que papá no tiene’, duro ¿verdad?. A los 17 fue cuando me sacaron del armario, porque jamás decidí salir por mi mismo, pero esa es historia para otro momento; tenía pánico de pensar que mi familia religiosa me condenaría por ser como en verdad quería desenvolverme en la vida. Nunca me gustó seguir el paradigma patriarcal; ser el típico ‘machito’ que después de graduarse iría a una universidad a estudiar algo relacionado con el ámbito empresarial, puesto que siempre quise ser artístico y la moda era y es lo que me apasiona desde que estaba a punto de terminar el colegio, cosa que mis papás no lo aceptaban.


Cuando mi mamá descubrió que efectivamente yo bateaba para el equipo contrario las cosas tornaron un color hormiga durante mucho tiempo, y pasó de peleas constantes a relaciones sentimentales fallidas por culpa de todo esto. Pero no cuento esto con la finalidad de adoptar la narrativa de víctima con mamá ni mucho menos. Entiendo su confusión, entiendo su preocupación, ya que después de todo mama knows better, ¿no es así?. No vivimos en una sociedad segura. No nos movemos en un ambiente en el cual sea fácil para dos personas del mismo sexo salir a la calle tomadas de la mano, incluso sin involucrar el plano sentimental puedo afirmar que la sociedad actual no entiende que un hombre puede salir con un par de tacones sin ser blanco de burlas e incluso ataques físicos y verbales. Espero algún día poder ver una realidad diferente, una en la cual cada quien pueda expresarse de la forma en la que lo desee sin el terror de saber qué tal vez no llegará salvo a casa por simplemente andar por la vida sin tapujos ni vendas impuestas por terceros desde la crianza.

Nunca olviden qué hay una luz al final del túnel, una olla de oro al final del arcoíris y que no hay mal que dure más de 100 años. Afortunados somos aquellos que pudimos superar esa oscuridad de tener que decir algo que no deberíamos pero que nos vemos obligados, y para los que aún sufren en silencio, mantengan la esperanza intacta, y recuerden siempre que en el closet solo hay espacio para la ropa y los zapatos, no para las personas y sus identidades.

Happy Coming Out Day.

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