LAS REINAS DEL DRAMA
- Inside The Closet
- 8 nov 2018
- 3 Min. de lectura
El drama se podría definir como la extensión de mi ser, ya que pertenezco al grupo de personas que suelen hacer bulla porque sí, porque no, y por si acaso, además sumandole el hecho de que por naturaleza, la mayoría de gays solemos meternos en videos y cuentos de una forma brutal e impresionante. Reconozco que este es uno de mis mayores defectos, pero a su vez me genera una ganancia ya que siempre logro salir con la mía, aunque muchas veces no sea de la manera más amigable posible. Mal ahí. Y una de las razones por las que este horroroso lado sale a la luz algunas veces se debe a que mi vida no está funcionando de la caótica forma en la que lo suele hacer; el masoquismo es parte de mi esencia y me gusta sentir el reto y el esfuerzo en mi energía a la hora de encontrarme intentando acomodar dicho tetris.
No soy el único. Estoy seguro que en cuanto a relaciones se trata, estas son como una obra de teatro, la cual a partir del segundo acto tiende a ser más difícil de interpretar debido a los obstáculos que se presenten, para que estos logren ser superados y de esta forma se pueda vivir "felices para siempre" en el tercero. Pero, ¿realmente debemos tener complicaciones durante las relaciones para saber que ésta va por el buen camino?, ¿necesitamos del drama para hacer que una relación funcione?
Nunca se encontrará algo que sea fácil de conseguir en la vida y por eso vamos creciendo con la mentalidad de que debemos batallar y para lograr algo que verdaderamente se anhele. Siempre habrán situaciones que se deberán vencer para poder continuar con una vida plena, y el amor no tiene excepción en este juego, es más, me atrevería a decir la carretera que más huecos tiene, ya que el amoldarse a la personalidad, los pensamientos y el carácter del otro individuo no es tarea sencilla, y mucho menos que se convivan con los propios. A pesar de que exista una compaginación en varios aspectos, en muchos otros se encontrará una diferencia tan amplia como la del blanco y el negro.
El drama, desafortunadamente para los que respiramos bajo este esquema de exageración frente a todo, no es y jamás será la solución para hacer que una relación funcione, porque no hay nada más harto que aguantarse los berrinches y las pataletas de la persona con la cual uno comparte, y más si las actitudes de diva son las que priman en la personalidad del bebé llorón de veintitantos. Las relaciones se basan en amor, comprensión, confianza y respeto mutuo, no en escenas de teatro u operas cantadas a gritos para ver quién de los dos bota la toalla primero, y créanme, el mejor recuerdo que se tendrá presente a la hora de hablar mal de la expareja es precisamente el de una pataleta o una exageración innecesaria. Que pereza tener que ponerle un chupón a un bebe para que se calle porque sus gritos fastidian a todos los que se encuentran en la habitación.
Nos gusta complicarnos la vida y pensar las cosas, tanto que terminamos anteponiendo la razón a los sentimientos, la causa principal de las tragedias en el amor, seamos honestos. Nunca será más lógico analizar el amor con un pensamiento cuadriculado a simplemente dejarnos llevar, disfrutando del viaje en dicha montaña rusa.
Supongo que es eso, porque entre más analizo la razón del drama en las relaciones modernas no encuentro una explicación coherente, aunque parezca irracional, y repito, no estoy hablando de dramas noveleros, porque eso solo sucede en la imaginación de las amas de casa, sino de las situaciones cotidianas que nos suceden a la hora de estar involucrados con alguien. Los dramas en el amor y las relaciones están a la orden del día, hoy y siempre, y hasta de pronto si nos dejáramos de complicaciones y nos dedicáramos a vivir en vez de creer que somos Soraya Montenegro y protagonizamos una nueva serie, podríamos preocuparnos por vivir en la realidad e intentar hacer de cada relación en la que entramos, la mejor historia de amor, comedia, y aventura de esta vida.
Inevitablemente el amor en estos tiempos modernos no subsiste sin una buena dosis de drama, ya que hombres y mujeres le ponen sus dosis de tragedia la situación. El drama en las relaciones, puede ser entretenido para alguien morboso y sin nada más que hacer como es mi caso, pero cuando este pasa a ser un conflicto interno y personal en la relación propia, es momento de pensar y replantearse si es necesario seguir aguantando embarazosos momentos en público o incluso en privado, solo para no alejarse de esa persona que de algún modo nos está proporcionando cierta cantidad de felicidad. En el momento en el que una persona hace del drama, el componente básico de una relación, es el silbato de alerta para salir huyendo.
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