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MEJOR QUE LA PRIMERA VEZ

Muchos seguimos a la incertidumbre de que pasará cuando todo regrese a la normalidad; claro, si es que a la realidad a la que nos enfrentaremos será la misma que dejamos algunos meses atrás antes de confinarnos en nuestros hogares, para evitar ser cremados y no tener la posibilidad de tener un entierro decente gracias a un virus que nos aparta de esas posibilidades casi que lógicas cuando fallece alguien. Hemos buscado cosas que hacer, llámense maratones de series y películas, hemos pasado tiempo con nuestros amigos y familia por medio de las videollamadas, e incluso la gente que hace teletrabajo siempre tiene algo que hacer. Uno siendo freelancer ya conoce el termino de ‘Teletrabajo’ desde hace tiempo atrás.


Sin duda una de las cosas que más me ha costado ir asimilando con el pasar de los días es ese contacto fisco con las personas que más queremos (familia, amigos, pareja, amantes, y la lista es larga). Muchas personas dan por sentado que siempre tendremos a alguien que nos dé un abrazo, un beso, una caricia, pero en estos tiempos es cuando de verdad pasamos de subestimar esos actos tan cotidianos a añorarlos completamente. Pasamos de hacer planes para los fines de semana a intentar encontrar espacio en el calendario para todas esas citas, salidas, invitaciones y fiestas descontroladas que se vendrán una vez el transitar por las calles con todos los establecimientos comerciales abiertos sea algo del día a día; no sé ustedes pero tan pronto las discotecas y los bares vuelvan a abrir sus puertas yo si seré el primero en la fila para enfiestarme 3 días seguidos si es posible y sin remordimiento alguno, porque bastante si se ha tenido que aguantar, más en los últimos días.


Hoy estoy agotado. Estoy agotado física y mentalmente. Tengo a alguien que siempre tiene el perfecto comentario de: ¿de qué se queja si no hace nada en todo el día?, pero lo que no saben es que la mente también se cansa, las personas se añoran y el tiempo no es justo con su velocidad. La comida chatarra, las maratones de series y películas, prenderlo para olvidarse de la realidad, en eso se basa mi rutina diaria, esperando la hora en el que pueda volver a tomar un carro que me lleve al destino previamente acordado con algún amigo, para poder ver a mi madre y celebrarle su cumpleaños que fue hace dos meses, para poder entrar a una tienda y poder salir con bolsas en la mano sin pensar que me van a infectar, para poder pedir un trago en un bar mientras disfruto de la compañía con la que este, para poder sentarme en un parque, con un helado de menta con chocolate, a recibir el aire puro que tanta falta me hace en este momento.


No sé ustedes pero en estos días solo he extrañado y pensado en los que realmente me hacen falta, #crybaby. Tengo la fortuna de decir que no se me ha cruzado un pensamiento negativo o algún recuerdo de alguien que no vale la pena, por mi mente. Eso está bien. Es un progreso. Tal vez sea el THC en mi cerebro, pero al menos le doy el crédito de que algo bueno está haciendo. Pinterest y la moda han sido mi refugio en las cuatro paredes de mi habitación, y me tranquiliza un poco el saber que es la situación no es permanente. No nos quedaremos el resto de nuestros días, y si Diosito decide cancelar los planes del Apocalipsis para este año, pronto volveremos a vernos, a abrazarnos, a mirarnos cara a cara, y se los aseguro que esta vez será mucho mejor que aquella primera vez que lo hicimos.

Quedense en casa. Mantenganse seguros. Mantenganse saludables. Pronto saldremos de esta.

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