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TIRAR Y AFLOJAR

Actualizado: 11 may 2019

Una de las cosas que tal vez recuerdo mejor de mi niñez, son esas enseñanzas que nos inculcan nuestros padres y allegados con respecto a cómo deberíamos comportarnos en las diferentes relaciones que sostenemos a lo largo de nuestra vida; que seamos respetuosos, prudentes, discretos, honestos, e incluso si se amerita, frenteros. Basada en la retahíla que nos ganamos, vamos formando un conjunto de concepciones sobre lo que así mismo deberíamos recibir. Acá no discrimino entre relación sentimental o amistosa, ya que para cualquiera que sea el caso, termina aplicando de una u otra forma. Lastimosamente esto no es algo que ponemos en práctica muchas veces cuando se trata de una relación amorosa, ya que en la mayoría de los casos no habrá una reprocidad mutua en cuanto a sentimientos se trata.


Algunos damos más esperando a que a la otra persona se le ablande el corazón, mientras que del lado opuesto varías razones tendrán para no ceder. Jugamos el papel del usado en muchos casos y al final terminamos arrepentidos y preguntándonos a nosotros mismos por qué tuvimos que permitirnos haber llegado hasta ese límite para caer en la realidad de las cosas. ¿Que pasa cuando no todos los sentimientos son 100% mutuos?, ¿siempre deberíamos esperar recibir mucho más de lo que solemos brindarle a la otra persona? O simplemente, ¿estamos acostumbrados  a dar sin recibir nada a cambio?


Muchas veces me he preguntado si el amor es tan maligno de cegar a alguien y no dejarle ver lo mal que puede estar una relación, ya que siempre optamos por desenfocar los defectos y las pésimas actitudes que pueda tener el personaje en cuestión para después darnos ese pajazo mental y hacernos creer que el anillo de compromiso llegará pronto, cuando la realidad demuestra todo lo contrario. Esta bien si queremos demostrar nuestros sentimientos a la otra persona, pero si nunca hay una devolución de los mismos, la mayoría de veces solo estaremos perdiendo el tiempo de la forma más patética posible. Aclaró, la mayoría de veces, no todas.


Sea cual sea el caso, creo que no deberíamos ser tan cegados ni confiados a que siempre seremos retribuidos, si no se hizo desde el principio difícilmente se logrará en el transcurso, y es ahí donde debemos tomar la poca dignidad que nos queda y seguir con nuestra vida, porque varias señales si se nos dieron para salir huyendo antes, claro que cuando el masoquismo está presente es más complicado volar de ahí, basado en experiencias reales.


Algunos lo llaman falta de amor propio, otros lo denominan idiotismo, pero yo lo llamo optimismo, porque quien sabe, probablemente no sea el momento apropiado para esperar algo a cambio, mientras eso sucede no podemos quedarnos sentados a que eso pase pero nada está escrito y en un futuro las cosas pinten de un mejor color, aunque al final no tienen que creer en lo que digo. Simplemente voy por la vida buscando esa media naranja, muchas veces la encuentro a incompleta, en mal estado, mordida y aún así elijo verle la parte buena por algún lado.

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